Si estás pensando en hacer reformas en tu vivienda, en especial en el baño, es probable que tengas dudas sobre el resultado final, qué elementos incluir o cómo será la decoración. La premisa fundamental, para cualquier estancia de la vivienda, es que sea funcional, pero sin dejar de lado el apartado estético.
Hoy nos centramos en la decoración de baños, en concreto en los azulejos, para recordarte que hay tres factores que debes tener muy en cuenta en su elección.
Qué tamaño tiene el baño
Las dimensiones del baño repercuten en la elección de los azulejos. Si tu baño es muy pequeño, lo más recomendable es optar por piezas de gran tamaño, pues así se reducen las líneas de lechada y se genera una mayor sensación de amplitud visual.
Asimismo, es preferible elegir el mimo color para el suelo y las paredes, pues con distintas tonalidades se crea la ilusión de límites y de que el espacio es más angosto. En cuanto a la forma de los azulejos, en los espacios más estrechos conviene más decantarse por azulejos alargados y que reflejen la luz.
Los usuarios del baño
Aquí no hay que considerar tanto la edad de los habitantes de la vivienda, sino sus gustos personales. En el mercado podemos encontrar formatos muy variados, desde azulejos con efectos que simulan otros materiales o bien soluciones más clásicas de múltiples colores. Si buscas un efecto más arriesgado, menos sobrio, las primeras propuestas son bienvenidas, pero esto no implica que un baño más tradicional no pueda ser agradable estéticamente.
Un apunte que sí es interesante es el de los azulejos antideslizantes, para colocarlos en casos en viviendas donde habiten personas con problemas de movilidad o niños, o para las zonas que acumulen más humedad.
El presupuesto, factor limitante
El último aspecto a considerar en la decoración de baños es el presupuesto. Queda claro que todos los condicionantes citados anteriormente están muy determinados por la cantidad de dinero que se está dispuesto a gastar.
Siempre es preferible manejar varios presupuestos y tener una idea certera del proyecto que se quiere ejecutar, para que no aparezcan sorpresas desagradables en forma de resultado no esperado o en una partida presupuestaria más elevada que la inicial.